miércoles, 26 de agosto de 2009



La carne es la condena
que el alma opaca y quema
que con manto de apariencia
sus luces y virtudes ciega
traje peremne y terrenal
carcel de pasiones vanas
encierro obscuro de penumbras
que solo prodiga fría soledad
de buitres buscando carroña
en los desartrosos restos
de un corazón que grita
en sollozos dejar de palpitar
antes de ser su asqueroza presa

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